[su_box title=»Caricias» box_color=»#519691″] Los beneficios terapéuticos de acariciar a tu hijo son innumerables. Mostrarles afecto físico es algo que resulta natural para los padres, especialmente cuando son pequeños. Es natural que los padres y los miembros de la familia quieran dar afecto a los niños, así como protegerlos y abrazarlos. Es importante proporcionar contacto físico a los niños, ya sea cogiéndolos de la mano, acariciándolos o dándoles besos y abrazos. Estas muestras de afecto benefician tanto a los padres como a los hijos y refuerzan su relación. [/su_box]
Caricias
Crea una conexión entre los padres y sus hijos
Las caricias refuerzan claramente el vínculo padre-hijo y nos permiten conectar con nuestros pequeños a través del cuerpo y del alma.
Del mismo modo, las muestras de afecto contribuyen a fortalecer nuestras relaciones y a demostrar a tu hijo el amor que sientes por él sin necesidad de pronunciar una palabra.
Aprender a dar y recibir afecto
Para que un niño sea cariñoso, primero debe recibir afecto. En este sentido, es muy importante que le enseñes su importancia desde pequeño, ya que influye en su capacidad para relacionarse con los demás.
Mejora la comunicación en los niños
A través del contacto, puedes comunicarte con tu hijo, tranquilizarle y demostrarle que le quieres. Debes darle cariño desde sus primeros días de vida.
Las caricias le ayudarán a despertarse y tendrán un impacto en su vida futura. De hecho, a los bebés que reciben caricias les suele resultar más fácil abrirse a los demás y es más probable que tengan la capacidad de consolar a otras personas.
Refuerza la confianza
El niño recibe autoestima y apoyo a través de las caricias. Como resultado, se siente valorado y reconocido por los demás.
Una caricia aporta una sensación de compañía y cercanía. Es un gesto que transmite protección y fuerza, reduciendo el dolor emocional. Las caricias fomentan la confianza y demuestran que no sólo hay afecto, sino un sentimiento de entrega.
El amor es para un niño como el sol para las flores: puede tener suficiente pan, pero necesita caricias para ser bueno y fuerte.
Reduce el estrés
Está demostrado que los niños que reciben afecto se estresan menos. Las caricias calman a los niños de cualquier edad y en cualquier momento.
Prueba de ello es que los neonatos se desarrollan mejor y se estresan menos cuando reciben caricias, en comparación con los que no las reciben con tanta frecuencia.
Sentimientos positivos
Un niño que recibe cariño y afecto será un adulto afectuoso capaz de expresar sentimientos positivos a sus padres y a quienes le rodean.
Las muestras de afecto, como las caricias, generan efectos positivos en una serie de comportamientos y estados psicológicos a lo largo de la vida. Además, permiten que el niño sienta placer y construya su autoestima.
Genera oxitocina
La oxitocina es una hormona que tiene la capacidad de actuar sobre el cerebro y los músculos. Cuando se segrega en grandes cantidades, favorece la relajación del cuerpo y la sensación de apaciguamiento, bienestar y confort social y emocional.
Su secreción aumenta en los pequeños durante cualquier manifestación de ternura física, ya sea a través de caricias, masajes o abrazos. En este sentido, las caricias favorecen la producción de oxitocina, creando una sensación de bienestar y tranquilidad en los niños.
Mejora el sueño
Los abrazos, las caricias y los besos ayudan a los niños a dormir mucho mejor. Está demostrado que los pequeños que reciben caricias descansan mejor por la noche. Puedes utilizar las caricias cuando tu hijo no pueda dormir, ya que proporcionan relajación, acaban con los dolores de cabeza y ayudan a combatir la tensión nerviosa.
Como has visto, los beneficios terapéuticos de acariciar a tu hijo son numerosos. A través de las caricias, proporcionas a tu pequeño algo esencial para su sano desarrollo físico y emocional: el contacto físico humano.
Cuando no se recibe el afecto y las caricias necesarias, los especialistas coinciden en que pueden surgir problemas de personalidad en el futuro.
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