[su_box title=»Tropezar con la misma piedra» box_color=»#519691″]Somos seres emocionales y son las emociones que sentimos en cada momento las que nos mueven a actuar de una manera u otra. Tus pensamientos generan una emoción en ti y, en función de lo que esa emoción te haga sentir, actuarás en consecuencia. Esto es lo que se llama la tríada emocional: pensamiento, emoción, acción. Así, tu comportamiento y tus decisiones están influenciados por las emociones que generan tus pensamientos sobre las situaciones que vives. Y esos pensamientos pueden tener su origen en las creencias que tienes sobre el mundo que te rodea. Tus experiencias pasadas se almacenan en forma de recuerdos en ciertas partes de tu cerebro límbico, concretamente en el hipocampo y la amígdala, responsables de la memoria, las emociones y los sentimientos.Todo lo que has vivido durante los primeros años de tu infancia, la época en la que la neuroplasticidad cerebral es mayor, también se añade a tu maleta límbica. Y, a medida que creces, lo que escuchas repetidamente o las actitudes hacia determinados aspectos de la vida que suceden en tu familia o en tu entorno más cercano, se colocan en tu cerebro como parte de tu herencia. Así, las creencias sobre el dinero, el poder, el trabajo o tu pareja, por ejemplo, se transmiten de generación en generación como si formaran parte de tu ADN. Esto es lo que explican los últimos avances en epigenética.[/su_box]
Tropezar con la misma piedra
Muchos de tus comportamientos, actitudes y decisiones vitales están predeterminados por lo que otras generaciones han hecho o pensado antes que tú predeterminados por lo que otras generaciones han hecho o pensado antes. Por supuesto, se trata de una transmisión inconsciente que tiene lugar tanto a través del lenguaje como de las actitudes y acciones. Es una carga genética invisible que soportan un gran número de mujeres, sobre todo hoy en día, sin apenas pensar en ello.
En numerosas ocasiones esta transmisión es la responsable de la frustración e infelicidad que sientes cuando no consigues tus objetivos, ya sea tener un mejor trabajo, encontrar pareja o avanzar profesionalmente, por ejemplo. Por lo tanto, es vital ser consciente de lo que está ocurriendo cuando repites una y otra vez los mismos patrones, obteniendo obviamente siempre el mismo resultado. Es decir, sigues tropezando con la misma piedra.
Es en esos momentos cuando es necesario explorar y analizar la situación para realizar cambios a nivel personal y ser consciente de que el primer enemigo que tienes es tú mismo. En este sentido, es de vital importancia la coherencia personal y poner el foco en tus fortalezas para reconstruirte de nuevo. Tienes que ser consciente de que tienes la opción de tomar la valiente decisión de cambiar lo que no te gusta de la vida que tienes, para reinventarte y encontrar el camino hacia tu felicidad.
Tres pasos que te ayudarán a conseguir el cambio
Si hay algo claro es que, para que algo cambie, primero tienes que cambiar tú. Porque cuando tú cambias, por pequeña que sea la transformación, todo lo que te rodea también lo hace. ¿Has oído hablar del efecto mariposa o de la teoría del caos? Es un fenómeno que explica el hecho de que el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo. Es decir, un pequeño acto, un pequeño cambio en ti, puede suponer una gran transformación en tu vida.
Para ser consciente de lo que ocurre y hacer los cambios necesarios para avanzar, tienes que tener en cuenta tres pasos importantes.
- El primero es cuestionar todo lo que «crees» que crees. Si tu creencia sobre una determinada situación te impide avanzar, es el momento de preguntarte por qué piensas así. Qué te hace creer eso y si realmente tienes pruebas objetivas sobre el tema.
- El segundo punto necesario es alinear tus valores más importantes. Si no eres feliz con tu pareja o con el trabajo que tienes, es posible que estés violando tus principios para mantener esa situación y, por tanto, te sientas frustrado, desmotivado o infeliz.
- La tercera cuestión que tienes que tener en cuenta es dónde pones tu foco. Porque en lo que te enfocas es donde pones tu energía. Si sólo te centras en lo que te falta en lugar de en lo que tienes, no podrás ser feliz. Por mucho que tengas, siempre encontrarás algo que te falta. Por eso es importante que te des cuenta de lo que tienes y te centres en tus puntos fuertes en lugar de en tus puntos débiles.
Para profundizar en todo esto y empezar a realizar acciones personales profundas que te ayuden a ser consciente de tu «herencia» y a realizar los cambios necesarios que te permitan avanzar, te recomendamos la lectura de Imagina que puedes, en la que te propongo una serie de ejercicios y reflexiones que te ayudarán a reinventarte y a desbloquear aquellos aspectos de tu vida que te hacen tropezar siempre con la misma piedra.